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San John Henry Newman de Víctor García Ruiz es una biografía del santo inglés que canonizó el Papa Francisco. Anteriormente había sido beatificado por el Papa Benedicto. Es, pues, el tal San John un santo reciente. Esto lo hace más cercano a los católicos de hoy en día.
Este buen hombre murió con noventa años. Durante 45 años fue anglicano. Después de un periodo de dudas se fue acercando al catolicismo hasta hacerse católico oficial. En el libro nos cuenta su autor que San John tuvo muchas dudas. No era para menos. Era un clérigo anglicano.
¿Cómo llego al catolicismo? Buscando la verdad sobre la iglesia. Se preguntaba cuál sería la iglesia verdadera. En principio, no quería abandonar la iglesia anglicana, quería cambiarla. Pero el cambio era imposible. Lo más fácil era pasarse al catolicismo. Es lo que le recomienda su hermano.
El libro se te hace aburrido, sobre todo si el tema de las conversiones no va contigo. Tampoco es tanta conversión. El santo John era cura anglicano y pasó a ser cura católico. La profesión era la misma. Teniendo en cuenta que no estaba muy de acuerdo con el anglicanismo, no es de extrañar que diera el pasito hacia Roma.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el libro. Me parece un libro ideal para regalar a esa amiga tuya que se ha vuelto más católica. Seguro que disfruta leyendo la biografía de un santo elevado a los altares.
La portada no deja lugar a dudas. Con una foto en primer plano del protagonista, no te imaginas otro libro que el que lees. Me gusta la portada. San John sale con cara de buena persona. Los colores burdeos me recuerdan el poder de la Iglesia Católica. John supo elegir bien. Lo hicieron santo y empiezan a publicar biografías sobre su persona. De haber quedado en la iglesia anglicana, hubiera sido un cura del montón.
Este buen hombre murió con noventa años. Durante 45 años fue anglicano. Después de un periodo de dudas se fue acercando al catolicismo hasta hacerse católico oficial. En el libro nos cuenta su autor que San John tuvo muchas dudas. No era para menos. Era un clérigo anglicano.
¿Cómo llego al catolicismo? Buscando la verdad sobre la iglesia. Se preguntaba cuál sería la iglesia verdadera. En principio, no quería abandonar la iglesia anglicana, quería cambiarla. Pero el cambio era imposible. Lo más fácil era pasarse al catolicismo. Es lo que le recomienda su hermano.
El libro se te hace aburrido, sobre todo si el tema de las conversiones no va contigo. Tampoco es tanta conversión. El santo John era cura anglicano y pasó a ser cura católico. La profesión era la misma. Teniendo en cuenta que no estaba muy de acuerdo con el anglicanismo, no es de extrañar que diera el pasito hacia Roma.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el libro. Me parece un libro ideal para regalar a esa amiga tuya que se ha vuelto más católica. Seguro que disfruta leyendo la biografía de un santo elevado a los altares.
La portada no deja lugar a dudas. Con una foto en primer plano del protagonista, no te imaginas otro libro que el que lees. Me gusta la portada. San John sale con cara de buena persona. Los colores burdeos me recuerdan el poder de la Iglesia Católica. John supo elegir bien. Lo hicieron santo y empiezan a publicar biografías sobre su persona. De haber quedado en la iglesia anglicana, hubiera sido un cura del montón.
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Una mujer, un voto de Alicia Palmer y Montse Mazorriaga es un cómic sobre la lucha por el derecho al voto de las mujeres. Habría que decir novela gráfica para contentar a las autoras, pero yo digo cómic. No hay motivo para cambiar denominaciones.
Me hubiera sido más digerible en formato novela. Los dibujitos del cómic cansan. Sólo seguí leyendo porque me interesaba el tema de la lucha por el derecho al voto femenino. Alicia hace un buen guion. También es la encargada de aportar fotos para que su compañera de proyecto se inspire a la hora de hacer los dibujos de las viñetas.
Una mujer, un voto es una novela con un argumento interesante. Las cigarreras de Embajadores son las grandes protagonistas. Juan March, el banquero visita su fábrica de tabacos. El señor March dirigía una tabacalera en Marruecos. March es uno de los hombres poderosos en aquella España que negaban el derecho al voto a las mujeres.
Clara Campoamor daba la cara en el Congreso, pero había mujeres que la apoyaban fuera de las Cortes Generales. En la novela descubrimos las mujeres alcaldesas de la Dictadura de Primo de Rivera. Se puede casi decir que había mujeres que no lo pasaban tan mal. Clara es profesora en la Escuela de Adultas. Esta escuela la conectaba con la calle, con las mujeres a las que defendía. No sólo defendía el derecho al voto de las mujeres. También luchaba por la abolición de la prostitución, el reconocimiento de los hijos fuera del matrimonio. Los diálogos de la novela son trepidantes. Vuelvo a decirlo: lástima que no sea una novela de texto. Tanto comic, tanto dibujito, marea.
No le falta a esta novela gráfica que os recomiendo un epílogo. Las autoras nos recuerdan que Clara Campoamor murió en el exilio. Intentó regresar a España varias veces. No fue posible. Afortunadamente, ha pasado a la Historia de este país. Las mujeres de hoy debemos estarle muy agradecidas. Yo siento una gran gratitud hacia su persona.
Me hubiera sido más digerible en formato novela. Los dibujitos del cómic cansan. Sólo seguí leyendo porque me interesaba el tema de la lucha por el derecho al voto femenino. Alicia hace un buen guion. También es la encargada de aportar fotos para que su compañera de proyecto se inspire a la hora de hacer los dibujos de las viñetas.
Una mujer, un voto es una novela con un argumento interesante. Las cigarreras de Embajadores son las grandes protagonistas. Juan March, el banquero visita su fábrica de tabacos. El señor March dirigía una tabacalera en Marruecos. March es uno de los hombres poderosos en aquella España que negaban el derecho al voto a las mujeres.
Clara Campoamor daba la cara en el Congreso, pero había mujeres que la apoyaban fuera de las Cortes Generales. En la novela descubrimos las mujeres alcaldesas de la Dictadura de Primo de Rivera. Se puede casi decir que había mujeres que no lo pasaban tan mal. Clara es profesora en la Escuela de Adultas. Esta escuela la conectaba con la calle, con las mujeres a las que defendía. No sólo defendía el derecho al voto de las mujeres. También luchaba por la abolición de la prostitución, el reconocimiento de los hijos fuera del matrimonio. Los diálogos de la novela son trepidantes. Vuelvo a decirlo: lástima que no sea una novela de texto. Tanto comic, tanto dibujito, marea.
No le falta a esta novela gráfica que os recomiendo un epílogo. Las autoras nos recuerdan que Clara Campoamor murió en el exilio. Intentó regresar a España varias veces. No fue posible. Afortunadamente, ha pasado a la Historia de este país. Las mujeres de hoy debemos estarle muy agradecidas. Yo siento una gran gratitud hacia su persona.
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La vida sale al encuentro de José Luis Martín Vigil fue la novela sobre el despertar sexual de un adolescente que leyeron nuestras madres. Mi madre sigue releyéndola.
No deja de ser una novela rosa que tiene como protagonista a un adolescente. El joven Ignacio nos cuenta su despertar a la vida adulta con 16 años. De los 15 a los 16 años le pasa de todo: el despertar de su sexualidad, su primer amor, un encuentro con la muerte, sus dudas,... El autor de esta novela es un cura que fue famoso en los años sesenta y setenta por sus publicaciones. La vida sale al encuentro fue su primer éxito literario.
Me sorprende que este libro haya tenido una nueva edición en el año 2006. Está totalmente obsoleto. Leer, en primera persona, a un adolescente diciendo que quiere luchar por España, morir mártir, pero antes casarse y tener hijos, es de risa. Hoy en día si un hijo te dice que quiere ser mártir lo llevas directamente al psiquiatra.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar esta novela. Es una novela con mucha moralina. Encima es triste. El tal Ignacio será muy idealista, pero acaba siendo carne de cañón del régimen y de la religión católica antigua. Del final mejor no hablar. Yo no entiendo como mi madre sigue teniendo este libro entre sus libros de culto.
Si te gusta esta novela, te animo a leer otra parecida: La edad prohibida de Torcuatro Luca de Tena. Es una novela escrita con menor frescor. Martín Vigil pudo haberse inspirado en La edad prohibida para escribir La vida sale al encuentro.
Se lee rápido. Sus 436 páginas se te van de las manos. Es una novela que sorprende. No te imaginas unos adolescentes como Ignacio y su amigo Pancho. Ni siquiera los jóvenes católicos practicantes son como eran estos muchachos, más pendientes del confesionario que de vivir alegremente.
No deja de ser una novela rosa que tiene como protagonista a un adolescente. El joven Ignacio nos cuenta su despertar a la vida adulta con 16 años. De los 15 a los 16 años le pasa de todo: el despertar de su sexualidad, su primer amor, un encuentro con la muerte, sus dudas,... El autor de esta novela es un cura que fue famoso en los años sesenta y setenta por sus publicaciones. La vida sale al encuentro fue su primer éxito literario.
Me sorprende que este libro haya tenido una nueva edición en el año 2006. Está totalmente obsoleto. Leer, en primera persona, a un adolescente diciendo que quiere luchar por España, morir mártir, pero antes casarse y tener hijos, es de risa. Hoy en día si un hijo te dice que quiere ser mártir lo llevas directamente al psiquiatra.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar esta novela. Es una novela con mucha moralina. Encima es triste. El tal Ignacio será muy idealista, pero acaba siendo carne de cañón del régimen y de la religión católica antigua. Del final mejor no hablar. Yo no entiendo como mi madre sigue teniendo este libro entre sus libros de culto.
Si te gusta esta novela, te animo a leer otra parecida: La edad prohibida de Torcuatro Luca de Tena. Es una novela escrita con menor frescor. Martín Vigil pudo haberse inspirado en La edad prohibida para escribir La vida sale al encuentro.
Se lee rápido. Sus 436 páginas se te van de las manos. Es una novela que sorprende. No te imaginas unos adolescentes como Ignacio y su amigo Pancho. Ni siquiera los jóvenes católicos practicantes son como eran estos muchachos, más pendientes del confesionario que de vivir alegremente.
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