Japón afronta una decadencia demográfica irremediable. Se trata de una amenaza existencial para el futuro del país, pero también de un problema económico. Faltan trabajadores. El gobierno ha tratado de solventar tan grave problema impulsando la inmigración y fomentando la natalidad. Las empresas, en especial las del sector de la construcción, han depositado sus esperanzas en otra alternativa: los robots. Obayashi, una de las principales constructoras japonesas, está construyendo una presa íntegramente con robots.
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